Para que vean que no soy (tan) inconformista
De vez en cuando los planetas se alinean, el universo me sonríe y me regala una noche entera de risas en la que no tengo ganas de irme a dormir ni aunque me arda la garganta de las carcajadas y los gritos. Muy de vez en cuando me encuentro con la mañana que irrumpe el ficticio misticismo de la noche y pienso que no soy tan inadaptada, tan anti o tan intolerante como parezco. Despunta la luz natural y me da ganas de abrazar a mis amigos y recordarles que los quiero, porque los quiero y los disfruto (como debe ser) y quizás no lo diga suficiente o lo diga mucho y pierda sentido. Contadas veces desayuno antes de acostarme, deseando encontrarme con los brazos de ya sabemos quién para descansar mejor (la mayoría de las veces no anda por acá, pero cuando está... se completa el círculo de las noches maravillosas). Y me gustaría que este verano sea infinito. (dentro de unos días vuelvo con noticias, el blog cumplió un año, etecé etecé, ya lo festejaremos. Ahora me voy a dormir que