Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

Y ahora qué?

Mi sonrisa no es la más linda, o la más luminosa, pero yo sonrío y me acerco a él y, cual espejo, me espera sonriente cruzando la calle. Nos abrazamos. Su melena me tapa los ojos y siento su olor a guitarra. Probablemente no sea ése el olor de las guitarras, pero, desde que lo conozco, las guitarras huelen a él.  Chistes y preguntas obligadas mientras nos metemos por la boca del subte a las entrañas de Buenos Aires. ¿Qué tal la facultad? ¿Tu vida? ¿La banda? ¿Los parciales? Me cuelgo de su brazo mientras bajamos la escalera, como siempre, como si nada. Nos sentamos a esperar y terminamos de ponernos al día con lo más importante. Ahí llegan las preguntas capciosas. -Los chicos? - Pregunto yo, con cautela. Justo llega el subte y nos acomodamos en las butacas. La pregunta quedó interrumpida, pero él redobla la apuesta: - Me enteré de que vas al cumpleaños de el pibe . Yo no les conté esto, pero precisamente el día que escribí Naipes , fue cuando el susodicho decidió hacer una n

De gentes varias

Mi ex-compañera nunca se presentó el día acordado. Casi casi que iba a ser la historia de nunca acabar: la protagonista, llena de esperanzas, cree que esta vez será diferente y podrán ambas olvidar sus diferencias y fundirse en un abrazo en cámara lenta en las escalinatas de la facultad; la chica nunca llega y nuestra ingenua heroína se maldice a sí misma por esperar siempre lo mejor de las personas y dejar que pisoteen su corazón por milésima vez... Pero no soy tan boluda -ni tan optimista- así que, antes de pasar aunque sea un segundo esperándola en la puerta, bien cagada de frío, le mandé un mensaje para corroborar nuestro encuentro, al que enseguida respondió "llego tarde por x razón, viernes que viene?" y yo me felicité por aprender que la que nace boluda, se muere boluda . Este viernes ya tengo otros planes, pero aún así me hubiera gustado que se concretara. No sé, siempre me gustó escuchar el bla bla de mis ex-compañeras; me divierte, los años me entrenaron en el art

Escenita

Rubia Syndrome y yo en clase: -Te dijo Lu que el miércoles nos juntamos a estudiar en su casa? -Ah sí? Buenísimo... era en tal y tal calle, no? -dos avenidas- -Sí, igual, no sé si en su casa me conviene... -Ah, por qué no? Sino podemos ir a otro lado, no sé, a un bar? -Y viste, porque ahí es im-po-si-ble estacionar... -bien marcadas las sílabas- por eso yo decía de que vayamos a un Starbucks o algo. -Ah... y no podés ir en colectivo sino? -... Pausa incómoda. Mirada confundida de Rubia Syndrome. ¿Qué hago? Tengo que remar esta situación. -Igual, sí... con el auto es otra cosa... Pobre. Estacionar lejos debe ser traumático para ella. Le voy a recomendar que lo hable en terapia. (Si quieren saber más de este personaje, click acá )

Naipes

Toma tiempo construir la casita, mantenerla erguida mientras tus dedos bastante torpes tratan de seguir apilando cartas en forma de toldo, unas sobre otras. La fábula consiste, como siempre, en que viene el viento y la tira abajo.  Y él es el viento. Vos sos el viento. Sé que te prometí que no te iba a hablar más así, pero, para qué fingir, si te hablo en mi cabeza todo el tiempo. Si te veo cerca todo el tiempo.  Sé que también te relacioné mecánicamente con el "no verte más". Sé que lo hacés con tus mejores intenciones, esto de invitarme a que me junte con vos y con mis amigos y con tus nuevas amiguitas de la facultad . Pero tenés que saber que tus buenas intenciones no son nada. Que no me hacés bien incluyéndome en tu vida. Y que tampoco nunca te voy a perdonar que te hayas llevado todo. Porque te llevaste todo y lo sabés: te llevaste nuestra relación, te llevaste los amigos, te llevaste los lugares y los recuerdos, que no puedo volver a pisar o tocar porque termin

Pseudoconfesando

Siempre tuve una cosa por estechico ... y nunca pasó de cosa, porque todo lo que hubiera podido ser (y nótese que usé el tiempo verbal que indica mayor grado de improbabilidad), hubiera tenido que pasar mientras él estaba perdidamente enamorado de una de mis amigas, y yo, bueno, del pibe. Pero desde hace muy poco me permití admitir algo que mi subconsciente anunciaba a gritos: te encanta, pelotuda! admitilo!  Así que acá está mi pseudoconfesión: sí, este chico me encanta. No estoy enamorada de él ni mucho menos, sólo pasa que lo veo y me sale la camionera de adentro, excepto que no sale de adentro porque no la dejo expresarse: somos amigos que se quieren mucho y que se ven muy poco. Just that. Lo gracioso es que todo el tiempo que estuve con el pibe , tuve este mini crush con estechico. Y como definitivamente tengo que dejar de ponerles nombres tan genéricos, a partir de ahora lo llamaremos Van Gogh. Qué pintoresco. No pueden esperar que no sienta cosillas por Van Gogh si, cada ve

Parece que esta vez no me importa de verdad

Todavía me acuerdo del día en el que íbamos juntas sentadas en el micro, camino a natación, y a J le conté mi secreto más preciado: que me gustaba el chico-ojos-de-huevo que se sentaba a mi izquierda y me pedía los lápices. Todavía puedo sentir los ojos de todos mis compañeros encima mío en el momento en el que J decide gritar a los cuatro vientos que estoy puerilmente enamorada de Ojos de huevo, mientras esperamos para que nos dejen pasar al natatorio. Veo los azulejos blancos del pasillo del club al que nos llevaban, veo las dos filas (nenas y varones), escucho las risas desde atrás y desde adelante y me veo a mí misma -una masa amorfa de cachetes, con media cabeza enfundada en un gorro de lycra que me tira del pelo y me queda medio chico- tirándole del brazo a J y preguntándole por qué lo dijo, mientras evito la mirada huevosa que sé  que está clavada en mí con una sonrisa burlona-mitad de leche, mitad nuevita. Me acuerdo de que nos abrieron la puerta para pasar a la pileta y llegu

Anna

Anna White y yo somos amigas por intervalo. Ella es una de esas personas que querés tener cerca; se podría adaptar al estereotipo de la boluda-amada-por-todos pero a su vez tiene un lado hippie y profundo que me hace estimarla mucho más. Hay años que somos amigas, años que no nos hablamos, y este año parece ser por fin la consagración de una amistad que se viene gestando desde hace mucho y por fin encontró ese  lugar en común: a pesar de todas las diferencias, nos pasan las mismas cosas. Pero distintas. Ella, con los pibes, una vez que consiguió lo que quiere , ya se aburrió. Yo, todo lo contrario. Ella cuando consigue un amigo, lo cuida y lo mantiene. Y yo, cuando me aburro de ese amigo, no digo que lo tiro a la basura pero pierdo el interés y ya la cosa perdió la gracia, lo descuido. Ella es de las minas adictas a coger (y con esto mi blog se declaró straight forward en el tema, no voy a disfrazarlo con términos bonitos) y, para mí, coger está entre mis últimas prioridades cuando

Yo quería ser una serie

Y así empieza el texto, con una premisa que se adivina bastante boluda, pero, a pesar de todo lo que se pueda decir al respecto, es la llana verdad: quién no quisiera ser una serie? O un libro? O una película? Cada vez que tengo que estudiar -ah, sí, justo en esos momentos en los que lo que menos tendría que hacer es ver algo en la tele- me atacan las ganas de hundirme en mundos que no son míos y que giran constantemente para todos lados, te atrapan y te divierten. Siempre que escribí mis blogs quise que se parecieran aunque sea un poco a la bitácora de uno de esos personajes entrañables a los que les pasan esas cosas con las que todo el mundo puede sentirse identificado, aunque siempre termino describiendo lo aburrido de mi día a día y (ironía) lo mucho que me gustaría ser la historia de un guión o de un libro. Es que la vida sería más divertida! Si yo fuera una serie... Sería de esos personajes similares a Bridget Jones, que viven metiendo la pata, porque bueno, ahí sí que hab

Momento Minita* #1

Te vi, te ignoré, viniste, me hablaste, nos sonreimos con esa complicidad que bien conocemos... y desestabilizaste todo. Me volvi una completa histerica en 10 minutos. Te odio. " O sea, te amo pero te odio ". Y ese tipo de comentarios de la adolescente boluda promedio. Tengo miedo de que tanto comentario de resentida me vuelva una rubia boluda. O sea, todo bien con las rubias, pero, perdonen, tengo el estereotipo de las teñidas demasiado calado. Perdón. Si un chabón fue sobreexpuesto al animé de chiquito, algo no funciona en él de grande. Si fuiste sobreexpuesta a discovery kids de chiquita, es muy posible que seas un ente infumable de por vida, sí, así como yo. Sabés el esfuerzo que implica no hablarte? No tengo energias para preocuparme por otras cosas, como si me choco con las sillas o los pies de la gente, por ejemplo. Sabés la autohumillación de sentirme tan pelotuda y tan pintada al mismo tiempo? Sabés la verguenza propia de verme superada por el simple hecho de ver

80 cambios

Bastante atrás quedó ese día emblemático en el que tuve mi primera clase de facultad. Momento que había pensado y repensado como una salida, una fuga a mi auto-desastre. Estoy en condiciones, ahora que pasó bastante tiempo, de decir que no se dio ni blanco ni negro, como con tantas otras situaciones de la vida: imaginás el mejor resultado posible y también temés la peor de las tragedias, y siempre las vueltas te terminan llevando a un punto medio, eso que no se te había cruzado por la cabeza.  Por suerte las cosas no son lo que uno espera, porque sino ya estaría en un psiquiátrico, yo con mi manía de imaginarme todos los escenarios posibles de cualquier situación. Ese mal hábito desemboca en otra manía, que es tener las expectativas demasiado altas, que desemboca en ser una inconformista del carajo; qué suerte que me fui acostumbrando a que nunca la voy a pegar con mis predicciones. Vuelvo a la facultad: no encontré todavía a  esa gente que es mi gente , nada que ver, aunque sí me