Pseudoconfesando

Siempre tuve una cosa por estechico... y nunca pasó de cosa, porque todo lo que hubiera podido ser (y nótese que usé el tiempo verbal que indica mayor grado de improbabilidad), hubiera tenido que pasar mientras él estaba perdidamente enamorado de una de mis amigas, y yo, bueno, del pibe. Pero desde hace muy poco me permití admitir algo que mi subconsciente anunciaba a gritos: te encanta, pelotuda! admitilo! 
Así que acá está mi pseudoconfesión: sí, este chico me encanta.
No estoy enamorada de él ni mucho menos, sólo pasa que lo veo y me sale la camionera de adentro, excepto que no sale de adentro porque no la dejo expresarse: somos amigos que se quieren mucho y que se ven muy poco. Just that.
Lo gracioso es que todo el tiempo que estuve con el pibe, tuve este mini crush con estechico. Y como definitivamente tengo que dejar de ponerles nombres tan genéricos, a partir de ahora lo llamaremos Van Gogh. Qué pintoresco.
No pueden esperar que no sienta cosillas por Van Gogh si, cada vez que me abraza me interna en su olor a tabaco, leña y perfume. No pueden pretender que no me atraiga alguien que está estudiando astronomía (astronomía?! casémonos por favor!!!) y que puede charlar conmigo de libros por horas (ídem paréntesis anterior). No pueden esperar que al menos no me regodee con la idea. Sobre todo ahora que admito la idea por fin, ya que, bueno... Van Gogh es buen amigo de ya sabemos quién. Maldito microcosmos en el que vivo.
Además, él no tiene ni un ápice de interés en mí, porque, repito, está enamorado de una de mis amigas desde hace siglos más o menos (otra vez el microcosmos) ni yo en él, porque a pesar de todas estas cosas, no congeniaríamos juntos. Y créanme, si estuviera enamorada, yo lo sabría. Me vuelvo tan hinchapelotas que toda la gente a mi alrededor se quiere tirar de un quinto piso, incluída yo.
Pero no quita que no pueda fantasear con su linda sonrisa y su olor y su barba. Que no pueda acordarme del día en el que le hablé en francés un rato largo, y cerró los ojos, y cuando terminé me miró bien fijo y me dijo que "qué hermoso".
Hijo de puta que sos, Vincent. Me parece que vas a ser un crush de por vida.

Comentarios

  1. Un par de cosas (o sea, dos)
    Primero, escribís mejor que Saramago, pero todavía ningún editor descubrió tu talento...
    Segundo, carpe diem... Si él no está enamorado de vos, ni vos estás enamorada de él, que te impide partirle la boca de un beso? (MIrá si encima le gusta. Jajaja!)
    Y tercero (ya sé, eran dos) se me ocurrió un chiste con Van Gogh, pero si lo escribo me borrás el comentario :p
    Beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ehhh... es muy posible que me saque cagando si hago eso! ahora quiero saber el chiste :c

      Eliminar
    2. Y desde cuándo los besos se dan midiendo posibilidades? Se dan y ya, por impulso, por deseo. No sé, en realidad lo que yo trataba de decir era que si tenés ganas, por qué no... Es que, por lo que contaste, parece que tenés ganas :-)
      Olvidate del chiste, es horrible, hasta me da vergüenza que se me haya ocurrido, perdón :p

      Eliminar
  2. Eh, contá, que yo no me entero y me sale la vecina chusma!!

    Te entiendoooooo, me pasa con un chico del taller que ya te contaré. Me muero de amor, te quiero ver feliz, feliz, felizzzzzzzz, con o sin alguien al lado!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

"No hagan olas"

Veintiuno

I was a dancer