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Mostrando entradas de marzo, 2014

Si nos vemos

El tiempo pasa y pasa, inalterable. Llegan situaciones en las que, obligada por tener amigos en común, tengo que verlo. Tengo  que hacerlo. Nos vemos. Nos damos un beso en el cachete (lo que antes era símbolo de ternura, ahora me recuerda mi lugar en su vida, mi triste posición de amiga que no es), nos miramos, nos sonreímos un poco a la fuerza. Nos separamos por un rato, hacemos nuestras vidas con el resto. Yo lo miro siempre que tengo la posibilidad, furtivamente, evaluándolo. Miro la ropa que se puso. La pose del cuerpo. Cómo se ríe con quien sea que esté hablando. Cómo me muestra su perfil izquierdo, con ese diminuto hoyuelo que surge con su sonrisa y a mí tanto me gusta ba . Y yo, impasible, hablando con otra persona, sonriendo, un poco sin sentirlo, un poco de más: me doy cuenta de que sonrío mucho, de que involuntariamente estoy forzando una imagen. Una fachada de que en realidad no estoy pensando en el pibe, en que iría a abrazarlo por atrás, a poner mi nariz en su cuello muy d

Ciudad universitaria: día 1

Me pasé el finde largo explorando mapas online. Ciudad es enorme , por consiguiente uno se pierde -todos se pierden- y yo me ensañé en mi único capricho: llegar temprano, no perderme el primer día. La clase en cuestión era biofísica, dictada en el aula 201. Esa era toda la información que poseía, y en los mapas dicha aula figuraba en el tercer piso del pabellón tres (para los que no ubican, el complejo tiene dos edificios enormes, pabellón 2 de exactas y pabellón 3 de diseño). Al mismo tiempo, en una información aparte se daban los números de todas las aulas, y todas coincidían con el mapa, excepto, cómo no, la 201, ubicada en el "entresuelo del pabellón 2". Ahí fue cuando mi mente sólo se enfocó en llegar a tiempo a la verdadera aula en la que tenía que cursar. Si tenía que hacer un tour por los pabellones para encontrarla, lo haría. Si tenía que romperle las bolas al grupo de ayuda en Facebook, lo haría. Ese 24 de marzo encontrar el aula fantasma de biofísica se convirti

Happiness comes from within

"Los amigos y los amores vienen y van. Al final, la felicidad viene de dentro de uno". Me encontré con esta frase en mi inicio de Facebook, que provino de Lena Dunham, una mina que me inspiró mucho. Y estoy totalmente de acuerdo: porque me calentaba mucho que dijeran que "los pibes vienen y van", que "los amigos son para siempre", que "la felicidad depende de quien te rodees". En estos tiempos de desgracia y sacudón en mi vida, aprendí algo fundamental: se dice de todo. Pero las verdades 'absolutas' son muy pocas, quizás hasta ninguna. Dijeron que no podía estar de novia durante el secundario, que me iba a arrepentir. Falso, totalmente falso. Con la mente en frío -porque dejé de llorar, y de lamentarme- puedo decir que fui totalmente feliz, y que transitar ese período de la vida con alguien incondicional es una experiencia maravillosa. A mí la lo incondicional se me presentó en forma de el pibe , eso no quiere decir que no pueda pas

Mojado, llovido, duchado, empapado

Mi clase de francés nº2. Es en CABA. Es lejos de mi casa. Es turno noche. Digo, bueno, voy, me distraigo. Me encanta el fucking francés. Bondi de vuelta, saco el teléfono para responder mensajes a unos amigos, toda gente volviendo de laburar, lleno de gente además, gente con sus teléfonos. No va que un negro muy porongo, cuando se abre la puerta de atrás, se trepa, me saca mi celular, y se va corriendo, todo en tres segundos. No quiero reproches. No quise desde el principio, cuando me largué a llorar en la parada del siguiente colectivo a casa, prácticamente aterrada por las cinco o seis personas a mi alrededor, abrazando la mochila con los libros. No quiero reproches de que "saqué el teléfono" porque me los hago a mí misma ya, y porque es el mismo mecanismo que " te violaron porque te vestiste puta, es tu culpa". No quería guardarlo, estaba hablando con un par de amigos, estaba triste, necesitaba distraerme con música. Y ahí la ley de Murphy: si algo puede sali

Tres años y medio

"No voy a llorar. NO VOY A LLORAR".  Me lo repito en voz alta. Es que hace 5 días que estoy sin mi novio, mi mejor amigo, mi sostén en mil aspectos, lo que yo había creído era mi compañero de vida. No, nunca pensé que fuese "el amor de mi vida" ni nada por el estilo, pero tampoco pensé que la separación iba a ser ahora, YA. Nunca lo vi venir, y acá estoy. Él se quiso separar de mí. Yo tenía esa sensación de que nada era lo mismo (tres años fueron, tres y medio en realidad), pero traté de mejorar las cosas, y al mismo tiempo me oculté a mí misma que cortar era inminente. No quiero escribir mucho al respecto porque estoy destruída, sobre todo después de hablar con él ayer y que me diga que "me gustaría decir que me siento igual, pero no me siento así", y llorar. A la noche. En mi cama. Como una canilla abierta.  Es decir, no quiero llorar más. Terminamos todo "en buenos términos". No había otra forma de hacerlo, nunca nos peleamos, nunc

Empezar

Linda mañana para ir al centro. O también para atravesar la tundra y cazar osos. Qué se yo. El día se despierta fresco y yo lo arranco escuchando mi banda favorita en el mundo. Hoy tengo mi primera clase en el nuevo curso de francés al que me anoté, y estoy entusiasmadísima. Todavía en la cama me llega un mensaje de una amiga, reportándome que se acaba de despertar por el ruido del festejo que la promoción de este año está haciendo con motivo del primer día de clases. Muy loco pensar que hace un año estaba yo en la misma situación. Es bastante extraño que las clases empiezan un día como hoy y ni yo ni mis amigos estamos ahí. Mientras me acostumbro a esa idea me repito mi mantra de estos últimos años. "Terminar la escuela, empezar la facultad".  Sobre todo eso, empezar la facultad. Y vuelvo a la especie de terror que me empezó ayer. Honestamente pensé que el día de empezar la facultad  estaba prácticamente enterrado en el futuro. Tu entorno se pasa todo el último año de

La intolerante #1

- aAaAaAhhh! La charla con amigo1 sentados en el piso del garage se ve interrumpida por el sonido. Nos miramos. Aparece  Princesa Consigo  por atrás del auto con cara de terror. Ah, de ahí venía el gritito desinflado , pienso. La miramos inquisitivamente. - Había una babosa ASÍ - hace el gesto del tamaño con los dedos- y amigo2 la quería agarrar! - aAaAaAaaaaAaaAAhhhh!!!!!!- pongo mi mejor cara exagerada de asco y la miro, imitando su griterío. Princesa Consigo vuelve a desaparecer por atrás del auto. Sigo gritando una vez que ella se va. Me callo. Me doy vuelta. Miro a amigo1 que se ríe y me dice: -Cómo te quiero, boluda. Y, entre risas, acoto: -No la puedo ver. Porque así de intolerante soy con las pelotudeces de princesa consigo, uno de los personajes que verán pasar por acá y figurar precisamente, valga la redundancia, en los textos de "la intolerante". ... Se lo merecía.