Veintiuno

Hola, soy yo de nuevo.
Preguntándome si podré volver a escribir 150 páginas de mi vida.
Primero se me ocurre que mi vida es más interesante ahora.
Después, que mi vida es más feliz, lo que inexorablemente implica menos escritura.
Pero también más oscura y plagada de vacíos existenciales complicados de llenar. Ya identifiqué los pocitos que antes llenaba de forma cuasi patológica. Ahora esos los salto, pero hay precipicios, y los precipicios no puedo ignorarlos, mi lado obse los contempla desesperada intentando sacar de la galera una estrategia para taparlos.
Hace unos años me soltó la vida misma de mis goznes, y desde entonces he sabido superarme pero también me encontré conmigo. La peor cara, y la mejor.
Primero tuve nostalgia por soltarme de ciertas cosas. De las primeras cosas, de que nada se sienta igual por segunda vez. De mi primera concepción de mí. Todavía lucho contra eso. Ahora entiendo que verme al desnudo es más difícil. No conocerme de verdad, eso sólo fue cuestión de tiempo. Lo difícil fue y es convivirme.
Convivir en este marco ambivalente de quererme y odiarme, de ser feliz y libre y chocarme de lleno, en esa libertad, con vidrios fríos que nunca voy a cruzar. Con las primeras verdaderas cosas. Con desencantos que no tienen que ver con mi edad o mis caprichos, que son verdades escupidas, profecías que se van a cumplir haga lo que haga. Por ahí es caer de lleno en que vivir de verdad es esto. Ni un círculo, ni una historia, ni un balance entre dos opuestos. Sólo lo que hay, los vidrios y la libertad, mis intentos por mejorar, los momentos que nunca duran suficiente, el tedio del día a día, la voluntad de mirar con otros ojos, pero también observar y resignarse. No querer resignar, relativizarme, terminar mirándome a mí misma y diciéndome que crecí, que mejoré, también que involucioné, buscando culpas, recordándome que no tiene sentido buscarlas. Ganar y perder enfoque. Concentrarme en la meta hasta llorar. Dejar que pasen los días en ese cóctel, en esa falta de dirección. Entender que todo es épico y digo de contarse, y entonces, nada lo es.

Aparentemente es esto, son mis intentos. No encuentro mejor forma de darles dirección que escribiendo.

Comentarios

  1. Hermoso volver a pasar por acá. Saludos.

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  2. Qué alegría leerte...

    Cuánto te entiendo, querida Hiperbólica. Cuánto, de verdad.
    Eso es lo lindo de encontrar contemporáneas como usted, vió.

    Muchos besos (aunque estemos en julio y yo recién me haya dado cuenta que vuelve el tiempo de leer blogs por placer jaja)

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