Anna

Anna White y yo somos amigas por intervalo. Ella es una de esas personas que querés tener cerca; se podría adaptar al estereotipo de la boluda-amada-por-todos pero a su vez tiene un lado hippie y profundo que me hace estimarla mucho más. Hay años que somos amigas, años que no nos hablamos, y este año parece ser por fin la consagración de una amistad que se viene gestando desde hace mucho y por fin encontró ese lugar en común: a pesar de todas las diferencias, nos pasan las mismas cosas. Pero distintas.

Ella, con los pibes, una vez que consiguió lo que quiere, ya se aburrió. Yo, todo lo contrario. Ella cuando consigue un amigo, lo cuida y lo mantiene. Y yo, cuando me aburro de ese amigo, no digo que lo tiro a la basura pero pierdo el interés y ya la cosa perdió la gracia, lo descuido. Ella es de las minas adictas a coger (y con esto mi blog se declaró straight forward en el tema, no voy a disfrazarlo con términos bonitos) y, para mí, coger está entre mis últimas prioridades cuando me intereso en alguien. Ella tiene claro con qué y cómo atrae a la gente. Yo honestamente no tengo ni puta idea de cómo explotar ese lado de mí que creía carente. Anna se la pasó boludeando pibes y ahora se da cuenta que quiere "querer" a alguien, y luchar contra el capricho de "lo tengo y no me divierte más". Yo, mientras quería a alguien, tenía la duda de qué pasaría si me animara a algo menos serio. Bueno, ahora que no tengo a nadie a quién querer no tengo idea de cómo empezar con ese cometido, y me parece que ya desde el vamos perdí el interés en "boludear" con alguien. Ella puede prescindir de alguien tranquilamente, yo si ese alguien se va me vuelvo loca de pensar, de extrañar, de ponerme a mí misma en último lugar. 

No somos iguales pero tampoco tan distintas y eso es lo que me gustó siempre de nuestra amistad. Que a pesar de que sea en situaciones distintas, nos apliquen las mismas "leyes", pero siempre con un giro personal. Es una de las cosas que hace que nuestra relación no me aburra. 

Y hoy, hablando, con almuerzo post-facultad y post-parciales de por medio, reafirmamos esta conclusión invariable, que nos surgió hace unos días y que nos rige la vida a las dos.

"No sentís que tenes ese lado racional que te guía por el camino correcto y el lado caprichoso que demanda tu atención TODO EL TIEMPO y al final la terminas cagando porque es mas fácil sucumbir al capricho que esperar largo plazo para algo bueno???"

Repitan conmigo: "sí, lo siento y me quiero matar".


Nota al pie: volví a llorar por yasabemosquién después de nuestra conversación juntas. Empezamos la tarde lo más bien, sin acordarnos del tema, y para la mitad del almuerzo ya estaba conteniendo las lágrimas: hablando de cuando el timing no se da, cuando uno quiere más que el otro y esas cosas. Llegué a casa bastante bajoneada, me tiré a leer Ladrona de libros y lloraba de vez en cuando hasta que me dormí -a las 7 pm- y me desperté ahora (a las 8 am). Una de dos: o la facultad me está matando o me deprimí un poquito mucho.