La intolerante #7: "esos forros"

Es esa estirpe de gente chota que va evolucionando a lo largo del tiempo, obviamente a la par de la vida de uno que también evoluciona, lamentablemente, porque nos movemos paralelos y eso hace que cada vez sea más engorrosa la presencia ocasional de estos seres del horror, que se encarnan, en la tierna infancia, en el compañerito (o compañerita, mucho peor) de mierda que comienza el estallido para que los otros, más niños del demonio, se rían de vos porque "te gusta leer". Crecen y se convierten en los muy hijos de puta felicitados y hasta alabados cuando aprueban una materia en febrero "con el sudor de su frente" mientras pasaron todo el año rascándose a mil manos y colgándose de otros; como vos, siguen viviendo y vuelven a hacerse presentes en esa mirada despectiva cuando decis que esa música me parece una cagada, como si fueran los putos dueños de la verdad, pero lo peor, lo peor y lo que verdaderamente me da ganas de prepararles con mucho amor una bomba molotov a cada uno de los individuos de esta clase que pasaron por mi vida, es que los muy caretas suben la fotito a twitter con el libro porno de turno que se compraron porque "leer es lo más, ay me encanta, soy tan under".
Y no me interesa que los gustos puedan cambiar, o que puede que esté exagerando esta explosión de repudio que ya debería tener superado, porque en realidad esto tiene que ver con que hace diez minutos me habló mi primita (doce tiernos años) y de algún modo fue que le ofrecí prestarle el libro Los juegos del hambre y me respondió con un "ni loca! jajaja" que disparó mis recuerdos y mi herido ego de aquellos tiempos y me dí cuenta que, si tuviera doce años, tal vez ella sería la mirada despectiva o el comentario choto, una más de esa masa de intolerantes mente cerrada. Primero me entristeció. Pero después me di cuenta que tal vez pueda salvarla.
No, no tengo conflictos no resueltos. Lo prometo.