Me despido.

Juntos fuimos a ver esta banda maravillosa y juntos gritamos la letra de este tema, y hoy me veo en el lugar de creer que todo eso fue paradójico, que así nos pasó. De algún modo, debemos estar desconectados.

Hay una pared invisible entre nosotros, sigue anunciando Tom Chaplin, hasta proféticamente, porque me siento exactamente así. No creo que vos lo sientas, es más, estoy segura de que ni siquiera te pasa por la cabeza todo esto. Siempre tan racional, tan enfocado en el siguiente paso lógico a seguir en tu vida. Dejarme a mí era el siguiente paso lógico, sin intentar arreglar algo que, a pesar de que dentro de mí deseo que sea una excusa, tengo que aceptar, no tenía arreglo. No le deseo a nadie lo que nos pasó a vos y a mí. Siento que no te conozco más. Nos secamos. Nos desconectamos. Ya parece que ni resabios quedan de lo que fueron tres años increíbles.

Bueno, queda un sólo resto. Y es que yo sigo acá, amándote a vos, aunque vaya en contra de "cualquier paso lógico". Porque no es sensato seguirte queriendo. No es sano, parece que el dolor y el amor se aliaron en mi contra, para no dejarse erradicar de mi sistema. Vos te fuiste. Me pediste un stop por todas las razones correctas, porque no, no estamos más enamorados, no existe más de esa sensación indescriptible que sentíamos de tan chicos. Eso que nos conectaba. Some chemical is breaking down the glue that's been binding me to you. Porque, sí, tenés razón, seguíamos caminando en círculos, gastando tiempo y energía en algo aparentemente irrevocable.

Y decime entonces, por qué soy tan pelotuda de seguir gastando tiempo, energía y pensamientos en vos? Por qué lo único que tenía que quedar es el amor que te tengo? Por qué, a pesar de saber a ciencia cierta que no me movés más el piso, sigo quedándome sola en casa y refugiándome en libros y canciones para dejar por un segundo de pensar en vos?

Yo te voy a decir por qué. Siento que me fuiste arrebatado. Es el dolor de que desaparezca de la faz de la tierra tu mejor amigo. Alguien que creías que existía y súbitamente no es más que una proyección de tu propia memoria. Honestamente, lo que más me destruye es que no puedo entender cómo dos personas que estaban unidas por un lazo de cariño y de compañerismo tan fuerte, simplemente pueden separarse sin explicación y sin consecuencias. Nos apoyábamos tanto uno al otro, nos atamos tan fuerte y terminamos a millas de distancia. Fijate que no dije que fuésemos dos personas enamoradas o unidas por una pasión magnética, sino dos personas que se quieren. O se querían. Ya no lo sé.

Después de tanto, ya no siento que te necesito. Refloté todas esas cosas que me molestaban de nosotros y las convertí en ventajas, los pros de no estar más con vos. Y son muchas, creeme, la primera y principal que vos no sos para mí. Pero nada puede ocultar que te extraño. No importa que no podamos conectarnos, porque te sigo amando a pesar de saber que no sos más lo que quiero. Te extraño como persona, como el que siempre está para mí, así tenga que llorar, reir, o decir algo sin sentido; el que sabe todo de mí y me entiende, me quiere y respeta. No extraño nada físico, no extraño que seas mi novio y mi acompañante 24/7. Sólo me hace falta la persona que eras para mí. La que seguís siendo. Porque, que seas esa persona es el paso lógico. No será racional, pero lógico es.

Pero no puedo más. No puedo esperar que vuelvas a ser la persona que quiero, y menos puedo esperar que volvamos a sentirnos conectados. No puedo soportar hablar con vos para mantener la "conversación trivial" que tanto me destruye, no puedo imaginarme que algún día se te ocurra arrepentirte aunque sea un poquito de no poner al menos una ficha más a nuestra relación, como yo hacía. Porque, claro, es lo racional. Nunca va a pasar.

Y entonces tengo que seguir yo misma tu ejemplo; basta de vos. Basta de hablarte con la más mínima esperanza de que vuelvas a ser el de antes. Basta de pensarte constantemente. Basta de este círculo vicioso masoquista en el que estoy encerrada yo sola. Se acabó. No voy a hablarte más, ni a imaginarte, ni a recordarte. No voy a hablarte más en segunda persona. Me lo prometo a mí misma a partir de ahora. Empiezo el doloroso camino de dejarte ir, esta vez de verdad, para poder disfrutar mi vida sin ataduras. Es el paso lógico a seguir.