Mentirosa

Es interesante ese momento en el que te das cuenta de que te mentiste a vos misma todo este tiempo. Deberías autofelicitarte por mentir tan bien pero no sólo sos la pecadora sino la víctima. Y las víctimas odian a sus victimarios. Hola, odio propio. Volviste, che. 
Desde un primer momento barajé "outsider" como un posible alias para mi blog. Es una palabra que no tiene traducción al castellano y quiere decir "el que es de afuera". No, no extranjero -de otro país- ni desplazado -dejado afuera-, sino la persona que pertenece al afuera. Y si despejás la ecuación, no pertenecés al "adentro". En resumen, sos un satélite social, o una especie de reo de las relaciones humanas. 
Hay gente a la que le re copa ser satélites sociales y caer donde les pinte cuando les pinte, pero esos suelen ser especímenes super raros que nunca llegan a arraigar del todo en ningún lado pero son tan "lindos y especiales" que todo el mundo los quiere cerca. No necesitan arraigar porque se les da instantáneo (y en el fondo es porque hay una cucharadita de caretismo en la receta). En cambio estoy yo que soy un satélite por ser el ser social deficiente. Por identificarme con esa imagen de persona que justamente no es el estereotipo y por no tener esas cosillas que tienen esos humanos a los que todo el mundo quiere tener cerca. Pero también porque nunca nadie termina gustándome del todo. Vamos yo. 
Fui una outsider desde que quise pertenecer y no pude, por todas esas razones que evocan los chicos de 8 años cuando no te quieren en su grupo. Igualmente tenía amigas, en realidad el verdadero sentimiento de estar afuera llegó cuando me dí cuenta que ese grupo de compañeros con el que me llevaba tan bien no estaba hecho para durar. Teníamos 14 y todo tenía que ser una joda, incluso si las cosas se van tan al carajo que terminás haciéndole mal al otro. No dudo que también fui parte de eso, porque todos lo éramos, éramos un grupo. Pero cuando me olió tan mal que me sentí desencajada, empezó mi búsqueda por el lugar donde pertenezco. Incansable e infructuosa.
Pero volvamos al principio. Yo soy de esa gente super inteligente que tiende a deformar su propia realidad. A veces para mal o a veces para bien, no es productivo vivir en un mundo ligeramente diferente al real. Tener expectativas en base a ese mundo mejorado te destruye, y estar mucho tiempo en la otra cara, en el mundo pesimista, te deprime. Cuanto más puedas apoyar los pies en la tierra, mejor.
Pero bueno, yo soy una pelotuda. 
Creí que pertenecía a ese grupo de amigos hermoso con el que viví mis últimos años de secundaria. Seguramente pertenezco un poco todavía, porque nos unen lazos de amistad -o tal vez de cariño, porque a veces hasta querés a amigos que no lo son con todas las letras- pero siempre pertenecí ligada a una condición: yo era la novia del pibe. Y el pibe es parte esencial de ese grupo. Error, error! Por qué no identifiqué el error más temprano?
Mientras mi relación con estos chicos increíbles se fortalecía, debilitaba mi amistad con otras personas y descuidaba el "ser parte" del otro grupo, uno al que tampoco quise pertenecer desde el principio. Un grupo donde "somos amigos porque nos reimos de nuestros propios bardeos" no era un lugar en el que me iba a sentir cómoda, ya lo sabía. Después de todo los tenía a "los chicos".
En mis nubes de pesimismo me recordaba que no encajaba ahí, que algún día se iba a acabar mi privilegiada posición, que a pesar de que los chicos eran mis amigos -yo siempre lo creí así-, para ellos siempre iba a estar esa pequeña limitación de "la novia de mi amigo". Incluso se los planteé y me lo negaron. Con los años se limaron las asperezas y empecé a trasladarme a esa realidad alterna en la que el pibe y yo estábamos juntos para siempre (qué cursi y qué imposible) y mis amigos me querían tanto como yo los quiero a ellos. Y yo los quiero. Porque me apego a lo que amo y no lo dejo ir -aunque me rasguñe y me patee para escaparse. Pero ellos, bueno, ellos obviamente no son así. Caé a la realidad, chiquita. Fue suficiente el quiebre con el pibe para que esto se desencadenara.
Así que estos días son bastante autodestructivos de mi parte. La relación entre nosotros ya no es la misma y empiezo a verlos como realmente son (algunos hasta me decepcionaron totalmente), como siempre fueron, como ese lugar al que pertenecí porque quise hacerlo, por el simple hecho de que creí que estaba buscando algo como eso, y no porque perteneciera de verdad, con naturalidad. Al único lugar al que realmente me siento arraigada y con fundamentos es a mi grupo de amigas de teatro -porque son gente bellísima entre la que circula pura y exclusivamente buena vibra-, y con ellas dejé de ser outsider sin darme cuenta, sin buscarlo y sin pretenderlo, cosa que no pasó con ellos.
No sólo es triste no pertenecer, sino que es doblemente triste creer que sos parte de algo que simplemente termina excluyéndote. Es un bajón encontrarte con ellos y no hablar, esperando que te hablen, y entonces sacar conversación sólo para no quedar afuera (ah no pará, ya estoy afuera). Lo que peor me pone de todo es no querer estar más con ellos. No querer verlos. Ansiar que cambien los tiempos, que cambie yo y que pertenezca a algún otro lado por fin. Querer no querer a alguien, ahí radica el problema. 
Y mientras tanto una se mutila por dentro. Una vuelve de la facultad, feliz por una clase tan genial, ansiando encontrarse con amigos, y te cruzás a ese flaco del grupo que te pregunta por el pibe. "Che, lo viste al pibe?" Buena, flaco. Tenés un tacto increíble.

Comentarios

  1. Es tan triste, sobre todo, el pensar que nunca vas a encontrar a alguien con quien sentirte bien al cien por ciento. Que a pesar de que quieras, tu mente y tus deseos van a estar siempre buscando otra cosa y dándote manija, haciéndote sentir incómoda... ¿cuándo llega lo bueno?
    Me pasa mucho y te juro que me sentí re identificada cuando leí esto. Sobre todo con lo de los amigos; muchos van, pocos se quedan... pero la vida es una y bueno, ¿sabés que es lo más importante que tenés?: vos. A pesar de las altas y las bajas, la que está ahí para vos es siempre, siempre tu persona.
    Pero como decís también está la gente linda con la que nos sentimos bien, y hace que todo sea más llevadero.
    Suerte y que no decaiga!
    después de todo
    estar afuera tiene sus beneficios.

    ResponderEliminar
  2. Me gustó mucho lo que leí. Son días feos, autodestructivos, pero no permitas que nadie te moleste, hace la tuya. Se dueña de tu vida. Te lo dice alguien tirado en la cama. Besos.

    ResponderEliminar
  3. mentirse a uno mismo, deformar las realidades para que no nos duelan tanto.
    ¿por qué somos tan humanos?
    desearía ser un rato un perro, y no pensar tanto en todas estas mierdas mundanas...
    besos.

    ResponderEliminar
  4. Hoy me siento igual que vos, un outsider.
    No tengo consejos para darte porque yo también hago todo para el orto.
    Pero nada, siguen existiendo las series y la comida, así que motivos para seguir viviendo hay.

    ResponderEliminar
  5. a veces la vida sigue - dicen-
    pero no siempre es verdad a veces solo pasan los días, que podría decirte si yo ando re confusa conmigo misma, y me encanto tu entrada Rubia Síndrome a mi ni los aretes a veces me van con la ropa besos y me sentí así outsider la foto del perfil me hizo sentir así besos y te sigo .

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

"No hagan olas"

Veintiuno

Momento minita #4