Las (des)ventajas de ser insaciable

Todos tenemos esa gran virtud que nos caracteriza y define. Pero como todo en el universo, no viene sin efectos secundarios. Vendría a ser una virtud que, por momentos, se convierte en nuestro peor defecto. El ying-yang, balance, todo lo bueno tiene algo malo y viceversa... como lo quieran ver. Para mí es cuestión de ironía universal.

Por ejemplo, una de mis mejores amigas, Betty Boop nuevamente, tiene la maravillosa virtud de la razón. Todos tenemos razón, dirán ustedes, bueno, no. Ella tiene la razón. Es de las personas que ven todo con claridad, incluso cuando la realidad se presenta en marañas indescifrables. Y si vas a pedirle consejo, hacele caso, porque ella tiene razón. Yo no puedo entender cómo lo hace, supongo que es una de las consecuencias de vivir en las nubes e idealizar absolutamente todo, algo que Betty no hace jamás. Y ahí está su efecto secundario: a veces hay que idealizar, hay que dejarse llevar y creer, porque la realidad, aceptémoslo, es insulsa y aburrida. Pero ella una vez que identifica esta realidad, no puede dejarla ir. Si, por ejemplo, alguien la decepciona o la traiciona no se puede olvidar ni cambiar de opinión. (Igual debe estar buenísimo tener razón siempre.)

La cuestión es que, con el tiempo, me fui dando cuenta que mi virtud definitoria es la curiosidad. Empezó desde pequeña pero ese hambre voraz de conocer el mundo no se me atenuó ni un poco. Es lo que más me impulsa y más me emociona. Por eso no puedo entender a esas personas a las que "no les gusta nada". Cómo que nada te gusta? Eh? Qué tenés en la cabeza? Con todas las cosas maravillosas que hay por descubrir me decís que nada te atrae? A mí me pasa lo contrario, me atrae todo. He aquí la contra de la virtud. ¿Podré saciar mi curiosidad? No hay modo de que abarque todo lo que quiero saber o conocer. Es demasiado, es infinito. Ya el hecho de elegir una carrera es limitante. Saben todas las cosas que me gustaría ser en la vida? En estos años tengo la disposición de mi tiempo, pero qué va a pasar cuando tenga que trabajar y dedicarme a los míos y hacer un montón de papelerío burocrático y de a poco se me vaya el tiempo, y el conocimiento, y las ganas? Cada vez que pienso en la muerte pienso lo mismo: cuántos libros me quedarán sin leer? Alguna vez lo pensaron? Es un pensamiento desolador. Y si algún día no puedo leer? O escuchar? Mi curiosidad va a morir insatisfecha y ya desde hoy me entristece.

Por suerte, a fin de cuentas la curiosidad es una virtud y trae más alegrías que desesperaciones. Y un ejemplo es lo que me pasó hace un par de semanas.

Hay dos formas de que TED te vuele la cabeza. La primera es pasarte una noche entera viendo videos non-stop. Les recomiendo que lo hagan. La segunda, y más rebuscada, es asistir a un evento TED. Y eso es lo que pude hacer el otro miércoles, gracias al universo que me tiró una buena (por fin!) y me gané una entrada para TEDx Río de la Plata 2014. Y no es cuestión de hacerles propaganda, simplemente es compartir con ustedes una experiencia tan pero tan motivadora. Fue un día entero de inspiración. De, literalmente, abrir la cabeza, yo y diez mil personas más, gracias a gente común que se paró en el escenario y contó sus ideas. Mi curiosidad quedó más que satisfecha, pero obviamente que nos quedamos manija y por eso quiero compartir con ustedes las charlas que más me gustaron. Tómense 20 minutos.

Lejos, mi favorita. 

Esta va de "regalo" para mis queridas blogueras-poetas Amapola y M.E. Les digo que me emocionó a mí, que soy cero poesía. Ojalá les guste :)