Desenlaces

La barrita negra aparece y desaparece. Tengo el té adelante y es finalmente el momento de abrir, descomprimir, soltarme. Medité dónde iba a escribir todo esto y concluí que estoy en el mejor lugar. Aunque cualquiera hubiese dado lo mismo. 
Porque si tengo que, de algún modo, encasillar lo que me pasa, me encuentro a mí misma pensando sin limitaciones en un millón de asuntos diferentes, en mí, en él, en nosotros, el tiempo la vida y más conceptos de ese estilo (en qué piensa uno cuando piensa en alguien que ama?) y se siente como no pensar en nada. Es una desnudez... por un lado insoportable y por otro, casi normal. Tengo la sensación de que no hay nada, de que no soy nada. Y poco tiene que ver con que con él era algo... con él fui algo hace tanto tiempo ya. Nadie debería llegar a este punto siendo tan joven. Nadie debería ver cómo la más tierna construcción que se puede engendrar en base a sentimientos compartidos, termina erosionada hasta los cimientos por la llana y simple acción del tiempo. Wow, qué cursi estoy... algo dentro mío me dice que deje de escribir tan empalagoso pero al mismo tiempo sé que es la única forma de explicarlo. Debería mantenerse la esperanza. No debería nadie ver morir algo tan, tan... no sólo hermoso, sino vital. No deberían ir separados el amor y el enamoramiento, ese hechizo no debería romperse tan fácil. 
Aquella vez, cuando empezó todo (hace más de un año, pero mentiría si dijera que no había arrancado antes), no terminé de entender la dimensión de lo sucedido. Él tampoco, y de ahí nuestro reencuentro, meses después, necesitándonos como locos. He aquí nuestro conflicto, nuestras cuestiones sin resolver; es amor pero, ¿es amor suficiente? ¿Realmente basta que nos amemos? No dudo de ese hecho, y hay cientos de lágrimas propias y suyas que avalan mi certeza. Yo lo amo, amo verlo, amo sentirlo cerca y me destruye estar sin él, pero él no es lo que quiero. Ese es el pequeño detalle que hace que me haya dolido tanto amarlo, y me duela tanto ahora la ausencia. Pero amarlo era suficiente para mí, amarlo alcanzaba para dejar pasar todo, para olvidarme hasta de mí misma; tenerlo cerca era garantía suficiente de una felicidad nublada que se fue menospreciando a sí misma, estallando en falencias en los momentos más inconvenientes, decayendo. Amar fue suficiente para volver a sentir su presencia un poco más, para mentirme, para permitir que me quieran menos de lo que yo quiero, para inventar a alguien que ya no es más quien era. Amar no alcanza, no. No alcanza y es lo que quiero grabarme a fuego en la cabeza: amar es siempre suficiente, pero no amar asi.
Es irónico, y no hace mas que aumentar la tamaña tristeza que tengo adentro, que sintamos lo mismo. Que siempre hayamos sido parecidos, casi iguales. Que nos sentemos a hablar de lo que nos pasa con sinceridad y terminemos dándonos cuenta de lo similares que somos. Ambos sentimos una especie de hastío pero ninguno puede tolerar la ausencia. Ambos creemos que hay que buscar nuevos rumbos en otra parte pero ambos queremos permanecer cerca. Tan paradójico que los dos nos encontremos, la misma tarde y en cuestión de minutos, consolando al otro (que está sumido en un llanto desesperado) con la endeble promesa de que "va a ser lo mejor". Mi nena interior surge, a veces, a gritarme en su mejor tono infantil: "y si queremos lo mismo, por qué no se puede?". Ni falta hace que explique la respuesta. 
Sólo nos diferencia una cosa: cómo amamos. Hablamos largo y tendido sobre eso, lloramos mares por esa razón y, la verdad, no quiero desarrollar. Sólo volvemos a la raíz. En mi naturaleza está darlo todo, darme hasta a mí misma, ponerme en último lugar, y en la suya está ser eternamente racional, lo que le impide querer siquiera un mínimo como yo. "Odio cómo me querés", le dije en un rapto de honestidad, pasándole por encima a mis instintos más humanos. Algún día, esa verdad tenía que salir. 
En mi defensa, él empezó todo esto, planteando que la curiosidad por el "resto del mundo" era muy fuerte. Y sí, es verdad. A mí también me atrae el resto. Me atrae hasta el punto de quererme morir por darle la espalda a él. Pero también me da miedo. 
Y así estamos, yo demasiado cobarde para aceptar las cosas y él demasiado culpable por no quererme un poquito más. Ay, estoy odiando este texto. Pero no quiero cortar el flujo de palabras, así que si llegaron hasta acá, permítanme aburrirlos un rato más con mis clichés depresivos.
Porque ahora viene lo mejor, es decir, lo peor, literalmente hablando: ahora quedo yo. Quedo yo después de su despedida llena de besos y risas (¡besos y risas! acá es cuando vuelve a protestar la nena caprichosa), de los últimos besos en la esquina, del colectivo al que me subí con lágrimas en los ojos, y que no avanzó más de unos metros -ironías del universo siempre presentes en mi vida- haciéndonos tener que aguantar las lágrimas un rato más, mirándonos a los ojos a través del vidrio sucio. Ironías, eso de encontrarme sola y vacía por mi propio artificio, sintiéndome desarmada ante todo lo que vendrá, descuidada, culpable por creer que él era suficiente, por darle cauce a una mentira propia, por permitirme trastocar un poco la realidad y ser indiferente porque sé que, de algún modo, lo merezco. Si hubiera empezado a aceptar que él no era lo que yo quería desde que el panorama fue cambiando, ahora no sentiría semejante carga sobre los hombros, esa bola de culpa, esa especie de "purgatorio" en el que tengo que rearmarme para salir a escena, cuando tenga ganas, sabiendo que no está dentro mío el mecanismo para dejar de amarlo y dudo que el tiempo haga de las suyas. El vidrio sucio que nos separaba sigue estando, pero ahora me aísla de un mundo al que no considero esperanzador, es un manto de desencanto que me retiene y dudo que se vaya hasta que logre componerme, gustarme, quererme a mí más que a cualquier otro, y sobre todo, animarme a salir. 
Corren los días, y yo con la espalda torcida en los bancos de la facultad, pensando en todo esto totalmente desganada, esperando que al tiempo se le ocurra pasar, o aunque sea, a que se desencastre el nudo de tristeza: porque, y he aquí lo más doloroso de todo, peor que sufrir es la sensación de no sentir nada.

Comentarios

  1. Admiro tu capacidad de escribir de amor y desamor al mismo tiempo, y me encantó lo que escribiste. Para mí no es que no sientas nada, sino que te pasan tantas cosas que a veces uno no sabé cuál de todas es la que nos hace sentir así, pero no te olvides que todo pasa.
    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  2. "Nadie debería ver cómo la más tierna construcción que se puede engendrar en base a sentimientos compartidos, termina erosionada hasta los cimientos por la llana y simple acción del tiempo."
    Es increíble cómo llegaste a conmoverme con esta entrada. Aunque nunca tuve novio, de alguna manera lograste traspasarme esa angustia, ese miedo, esa resignación, todo junto.
    Cuando decís que lo amás pero no es lo que querés, se me ocurre que quizás no lo estrañás a ÉL específicamente, sino más que nada a los momentos que vivieron juntos, la forma en la que te hacía sentir, etc.
    Espero que todo mejore para vos. Espero que el tiempo te cure :) te mando un abrazo enorme! Gracias por comentarme ♥

    ResponderEliminar
  3. En que piensa uno cuando piensa en alguien que ama? En todo y nada! Yo siemore necesito un momento en silencio para saber lo que acaba de pasar.

    Me identifico con muchas cosas quebescribes en este texto. El amor esbtan complicado que nos pasamos la vida entera tratando de descifrarlo en lugar de vivirlo.

    Te leo pronto. Saludos desde !BLACK HOLES.

    ResponderEliminar
  4. Identificarme con cada palabra transmitida sería el resumen perfecto para lo que termine de leer.
    Es increíble porque es sentir que tocas el cielo con las manos, es admirar un sentimiento puro y perfecto que nace de los dos y no sabía que podía existir...
    Pero la vida te corta, te deja sin respirar y la soledad es deprimente.
    Realmente me encanta la manera de expresarte que tenes!
    Un abrazo*

    ResponderEliminar
  5. Sos alguien con sensibilidad emocional, que siente mucho, y a la que le deseo razones para ser felz.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Uff!!! por casualidad, no sos de piscis? jaja te habla una pisciana maricona que te comprende a la perfección. Cómo cuesta esperar a que el tiempo se decida correr más rápido...

    Fuerza, mucha fuerza!! Aunque parezca eterno, estas emociones sirven mucho. Te mando un beso :)

    ResponderEliminar
  7. Imaginar estas cosas te convierte en una maravillosa reportera de tu realidad, en una maravillosa portadora... Y también en una persona con la que me identifico a montones...

    Te aseguro, te aseguro, yendo de a poco vas a ir encontrándote a vos misma, a tu calma, a esa otra de vos que no te va a dejar al aire libre por siempre.

    Hablamos cuando lo necesites ¿eh? :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Veintiuno

Por unos centímetros de piel

Necesito escribir