Remar

Nunca entendí bien qué quiero de esta situación.

Si es que quiero esta situación.

Claro que cuando estoy con él, quiero a la situación.

Pero un par de días después me replanteo mis posiciones, en frío, y pienso. Claro que lo quiero, pero yo quiero? Porque ya concluí -por las malas, y en otro marco- que con querer no es suficiente.

Pero me gusta. Me gustan muchas cosas, tal vez no todas, pero muchas. Y entonces, si me gusta, por qué no? 

Porque ese "no todas" es determinante? Porque somos brutalmente diferentes? Si sabemos que bien en el fondo somos muy parecidos? Será porque uno no vive de eso que guarda en el fondo? Será que no puedo vivir sacando lo mejor de él a la fuerza, haciendo palanca, remando, hablando hasta por los codos, sacando sonrisas a pulmón? Eso es?

Y no es que tenemos un puente que sólo sostengo yo, para hacer una intertextualidad un poco pretenciosa. No, él tiene sus puentes y doy fe de que los construye con su endeble voluntad, pero qué pasa cuando no nos encontramos? Cuando estamos matándonos por construir, pero en latitudes diferentes? Será eso? 

Me dijo que el problema iba a surgir cuando nuestras intenciones con respecto al contrato divergieran. Y me dice que no, pero yo leo lo que le pasa. Y sé lo que me pasa a mí. Veo este tironeo implícito que busca bifurcar. Pero nunca estoy del todo segura de dónde voy a querer ir a parar cuando haya que decidir un rumbo irrevocable, 

Sigo sin saber. Porque lo quiero, me gusta, disfruto y entonces creo que solucioné el dilema, hasta que me encuentro sola tirada en mi cama y elijo dejar volar la imaginación. 

Y nunca me encuentro con él en esos momentos.