Necesito escribir

Venía bien. Venía bárbaro en realidad. Me había propuesto empezar de nuevo, a principio de agosto, porque viste, los principios aunque sean ficticios como los números del calendario son un momento ideal para darte fuerzas, aparentemente, para proponerte y concretarte y hacer. Me había encaminado. 
Empecé encaminada, de hecho, hasta que octubre se me vino a pique. Hoy me vine a pique. 
Porque me consumió.
En la vida hubiera creído que iba a tener que sentarme, con el té bien al alcance de mi mano derecha, abrigada -en octubre- y desganada para decirles que me olvidé de mí, que la facultad me consumió la vida, que me aburrí de ser yo y que quiero meterme en una maceta y salir recién en Navidad. 
Nunca en la vida, claro, porque no soy tan estúpida de creerme que una institución haga las veces de dementor o psiquiátrico, vamos, todavía entiendo los límites entre lo ficticio y lo real. Porque no me hace falta una pala y menos una excavadora, sólo tengo que raspar un poquito la superficie para encontrar que el problema, obvio, soy yo.
¡¿Quién más?!
El problema sos vos es el slogan de mi autoexigencia, de mi escasa fuerza de voluntad, de todo ese club de vocecitas de mierda que me atrofia la cabeza, sos vos sos vos sos vos. Me dejé por algún lado del camino, dejé de escribir, de coser, de leer (DEJÉ DE LEER, HOLA, SÍ), por estudiar. Dejé las cosas que me distraen, abandoné a la mitad de mis amigos, bajé el nivel de muchas prioridades por esto. Por ir tiempo completo atrás de un sueño.
Y acá vendrá la contraparte, no, no me arrepiento del sueño, no voy a largar a la mierda, amo lo que hago, de verdad. Pero me consume. No, paren, reformulo. Dejo que me consuma. 
Dejé de escribir pero no dejé de imaginarme un momento como este, té, silencio, teclas, verborragia. Lo más gracioso de escribir este texto es que no sé cómo explicarles a ustedes que no, que no estoy veinte horas al día estudiando, que no me va mal, que no odio mi experiencia. Pero me odio. Por abandonarme. También es gracioso que en menos de un mes cumplo 21 y me propuse al menos sentirme bien conmigo en el último mes... y obviamente desde que planté esa idea en mi cabeza, me vine a pique. Porque soy una joda del universo, claro. Sin problemas de verdad, sin trabas, sin fracasos (a los ojos de los otros, obvio). Sólo mi propio abandono. Me quedé en algún lugar de por ahí (seguro entre dos hojas de un cuaderno). O me quedaron por ahí las ganas y el optimismo, lo que también es una opción, no olviden que todo este planteo es tan absurdo para ustedes como lo es para mí. Estoy un poco más satisfecha conmigo en muchos aspectos, pero no puedo evitar sentirme la peor por dejarme. Quiero agarrar el año y prenderlo fuego. No porque me haya ido mal, de hecho les repito, me repito, no me va mal, pero porque me dejé. Y para dejarme y dedicarme full time a algo, no me va como quisiera. 
Cuántos dramitas de autoexigencia, no? Sí, una banda. Hola después de tanto. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veintiuno

Alguien más (apogeo)